El pasado 29 de marzo, tuvimos la oportunidad de asistir al tercer y último concierto sinfónico de la saga conocida como Pegasus Fantasy, titulado Pegasus Fantasy III: Grand Finale, una serie de conciertos que se ha destacado por emotivas interpretaciones del soundtrack clásico del compositor Seiyi Yokoyama.
Para esta última entrega de conciertos, la Orquesta Sincrophonia, bajo la dirección del maestro Rodrigo Cadet, nos deleitó con 3 horas de música del anime de Saint Seiya, mejor conocido como Los Caballeros del Zodiaco para Latinoamérica, abarcando todas las sagas de la serie y con algunas sorpresas como música de las OVAs de Asgard e inclusive la obertura del cielo.
Además de contar con músicos de excelencia, el show tuvo la participación de Mauren Mendo, cantante oficial para Latinoamérica de las canciones tanto de introducción como de despedida de la mayoría de la serie, y para las armonías dentro de los instrumentales, la Soprano Irma Flores regresó para hacernos derramar unas cuantas lágrimas con sus emotivas interpretaciones.
Desde aquellos solos de violín que nos narran la trágica historia de Ikki y Shun pasando por las trompetas estrepitosas que se escuchaban cuando nuestros queridos caballeros de bronce recorrían las 12 casas hasta llegar a la tonada de Orfeo y su lira, este concierto en definitiva nos transportó a aquellas mañanas de los sábados donde podíamos ver al Carisaurio, a una época más simple, inundándonos con emociones de felicidad y nostalgia. Adicionalmente, como la cereza del pastel, contamos con la participación de Nobuo Yamada y Yumi Matsuzawa, los intérpretes originales de las canciones de animes en japones; que si bien, no nos llegan de la misma manera como las versiones en español (incluída “Los Guardianes del Universo”), el escuchar las magníficas voces de estos cantantes de renombre internacional en vivo y acompañados por una orquesta es simplemente indescriptible.
Si podemos describir la experiencia con una sola palabra sería emotivo. Es realmente increíble presenciar lo que una simple melodía de una caricatura de antaño puede evocar en tanta gente, se podían apreciar personas ya mayores acompañadas de sus hijos, llenos de la misma alegría y emoción al escuchar las tonadas que marcaron su infancia, y que sin duda están siendo transmitidas entre generaciones; y aunque esta fue la última vez que se realizará el evento (por lo pronto, nada es seguro) la experiencia vivirá por siempre en el cosmos de todos lo que asistimos.
Sin duda alguna, eventos como este nos demuestran la importancia cultural, y la capacidad de sacar a flote tantas emociones de la música, un medio que no tiene fronteras y nos une a lo largo de generaciones.
Esperamos poder en un futuro presenciar más conciertos similares (Dragon Ball sería perfecto) y agradecemos a los organizadores por darnos nuevamente esta maravillosa oportunidad.
